Si se fusionan los conceptos de «ingeniería social» y el de «ingeniería inversa», probablemente conocidos por el lector, el resultado que se obtiene podría ser el que da título a este artículo.
El primero de ellos puede referirse a ciertas practicas delictivas en el ámbito de la informática realizadas con el objetivo de obtener información confidencial, pero el significado utilizado en este blog, es el del diseño de determinadas coyunturas socio-culturales desde el poder político o mediático; los únicos con la suficiente capacidad de influir en la sociedad a gran escala; destinadas a obtener un comportamiento predeterminado de la misma.
Por supuesto, cualquier acción tomada por el poder político-mediático provocará necesariamente algún efecto en la sociedad. Lo que se pretende entonces es averiguar cuales de esas acciones son tomadas con el objetivo expreso de lograr un efecto calculado. El filtrado de noticias, la elección de determinados titulares, la creación de leyes de escaso valor social pero de gran poder provocador en ciertos sectores de la misma no afines políticamente hablando, son algunas de las herramientas posibles. Yendo más lejos, existen algunos grupos que sostienen que los sucesos traumáticos del 11M o del 11S, y otros como el de la Gripe A, son también herramientas cuyo objetivo pasaría por la utilización política de la supuesta reivindicación sectaria a través del terror.
De la misma forma que la ingeniería inversa pretende descifrar los códigos fuente de los programas a partir del comportamiento de sus ejecutables, o pretende descubrir el principio de funcionamiento del «man nen dokey» partiendo del funcionamiento de sus piezas mecánicas, con la ingeniería social inversa se intenta descubrir por donde pretenden los dirigentes de la sociedad encaminar nuestras necesidades y temores, y con qué objetivos, partiendo de los actos que perpetran cada día. Para ello, la principal técnica que se propone será la de demostrar las falacias en las que necesariamente han de incurrir los «ingenieros sociales» para lograr este tipo de objetivos.
Sí, sí, perfectamente, gracias. La ingeniería social que utilizan los políticos, ¿tiene que ver con el marketing político?, porque de eso sabe un poco el Sr. Bono, ese busca y rebusca entre lo más profundo de la persona y si es del partido de enfrente tira a matar.
ResponderEliminarPues si, el marketing político es una herramienta más de la ingeniería social política. No es lo mismo, pero puede ser utilizada para fines de manipulación social.
ResponderEliminarUn ejemplo, creo que bastante claro que además destaca por que lo hacían abiertamente, es el tristemente famoso ministro («minijjtro») de propaganda del III Reich: Joseph Goebbels, un verdadero ingeniero social, nefasto eso sí.
¡Saludos!