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martes, 24 de mayo de 2011

Partido de los Parados

La historia a continuación se desarrolla en un escenario regido por las reglas del sistema político español, las cuales son aproximadamente las siguientes:
  • Los partidos son la máxima, única e indispensable supuesta representación de la democracia.
  • El ciudadano vota a un partido, pero el reparto de escaños se realiza como si votara a candidatos, aunque estos los ponga el partido y estén bajo su disciplina.
  • El voto de los ciudadanos no vale igual, ya que se votan a candidatos que han de tener un mínimo de votos distinto para obtener representación, según la provincia a la que pertenezca.
  • Estas circunstancias provocan que el ciudadano no puede votar ni al candidato, ya que lo pone el partido, ni a su partido de preferencia si no es mayoritario, ya que únicamente estos obtienen representación.

Cuenta la historia como llevaron sus ciudadanos más de 30 años así y llegaron a un situación en la que los dos partidos más nefastos e incompetentes en sus respectivas labores de gobierno y oposición, obtuvieron la mayor representación en el parlamento, debido a la absurda e incogruente necesidad en una democracia de tener que votar a un partido con el único objetivo de que no gane el otro. En esta tesitura los ciudadanos observaban atónitos la incapacidad de los "representantes" para adoptar medidas que minimizaran los cinco millones de parados a los que se habían llegado. En vista de esto, un ciudadano en paro propuso a sus compañeros la idea de crear un partido que se preocupara de mejorar la situación de su país para que pudieran encontrar trabajo.

Así pues, los ciudadanos en paro, convencidos y entusiasmados se presentaron a las elecciones con la mejor intención del mundo, dispuestos a mejorar las cosas para que ellos, y cualquiero otro que estuviera en su situación, no tuviera tantos problemas para encontrar trabajo. Pero el resto de ciudadanos con trabajo, preocupados de que ganara "el otro", anclados en 30 años de ideologías caducas y antiguos enfrentamientos, y muchos otros interesados en los negocios con el poder que esos dos partidos les ofrecían, hacían que los esfuerzos de los ciudadanos en paro y su Partido de los Parados fuera inútil, ya que continuaban votanto en número suficiente, por mal que lo hicieran y por inútiles que fueran, a sus dos partidos de toda la vida, incapaces de pensar en los demás, de ver más allá, prolongando la ruina de su país. Los parados votaron al partido y llegaron a su parlamento, pero apenas pudieron hacer nada ya que los grandes pocas veces pactaban con ellos: no les interesaban los problemas de sus votantes, gente sin trabajo y sin futuro, ellos gobernaban para los demás.

Los ciudadanos en paro, fracasados, exhaustos desesperados, optaron por salir a la calle a reivindicar una solución a sus problemas, una salida a su situación, un momento de escucha, un pequeño parentesis para cambiar esas reglas del juego y así poder aportar sus soluciones. Sólo querían que los dos grandes no gastaran su dinero o sus ayudas en los negocios con sus amigos y lo invirtieran mejor. Sólo querian que además de los amigos de los grandes, el resto pudieran tener la misma oportunidad y así ofrecerles trabajo, o tener ellos su propia empresa. Solo querían democracia.

Pero los ciudadanos con trabajo, preocupados de que sus partidos pudieran verse afectados en las elecciones, hicieron caso omiso de sus quejas. Además, les llamaron perroflautas y comunistas, se rieron de ellos y de sus propuestas.

Y continuaron votando a su dos partidos.

Enlaces:
votar

sábado, 21 de mayo de 2011

Guía rápida para campistas despistados

Me gustaría plantear algunos puntos que parece que una mayoría los dan por sentados, pero no están tan claros:
  1. Democracia NO ES proporcionalidad: un reparto proporcional de votos, sin más, no implica mayor democracia. Esto implica que en lugar de gobernar los que más votos tienen, podrían hacerlo otros que no han sido elegidos, si realizan un pacto aunque sus electores no lo deseen. Esto es antidemocrático.
  2. Democracia SI ES eliminación de la disciplina de partido: por mucha proporcionalidad o cualquier otra asignación aritmética de unos votos con la concesión de escaños que haya, no sirve de nada o es contraproducente si los que ocupan sus escaños continúan bajo mandato de los líderes de sus partidos.
  3. Democracia SI ES elección del ejecutivo de forma separada al legislativo: aunque estamos en monarquía, la autonomías podrían considerarse pequeñas repúblicas. En todo caso, la elección del ejecutivo debe corresponder al más votado en cada autonomía.
Permitirme que enlace el resumen de un manifiesto que un grupo de ciudadanos confeccionamos en su día. Que sirva al menos para replantearse algunas cosas y que no caigamos en populismos peligrosos

sábado, 7 de mayo de 2011

Juez Garzón: de juzgado de guardia

Los artistas mienten para decir la verdad mientras los políticos mienten para ocultarla

Siguiendo la estela del exitoso libro Indígnate del francés Stéphane Hessel, varios personajes presentan otro del juez Baltasar Garzón, basado en una idea similar. Según este artículo del diario Público donde colabora Ignacio Escolar, uno de los que han participado en la presentación, se pretende vender una idea de reacción social en la que, como no, el objetivo principal son los banqueros por ser el supuesto origen de todo el problema de la crisis actual, y que el catedrático de economía aplicada Juan Torres López, otro presentador, los califica de inmorales, irresponsables, insensibles e inhumanos.



Son ciertas la mayoría de cosas que dice, pero mientras que en la obra del autor francés mencionado, veterano de la 2ª Guerra Mundial, se arremete contra una excesiva dependencia, social, económica y política de un mercado internacional sin regulación, que opera en función de su propio interés pero en cuyo problema implica a todos los estratos sociales y sobre todo, a los políticos; Garzón y compañía se centran en otros aspectos mucho mas concretos: principalmente los bancos y la corrupción.

Según Garzón, «lo peor que se puede hacer en democracia es reírse de los ciudadanos», y lo dice alguien que debe saberlo ya que se ha codeado con los principales políticos de este país: ha sido juez de la Audiencia Nacional, y también ha tenido un cargo político como Secretario de Estado. El problema es que mientras tuvo estos cargos poco hizo por cambiar las cosas que ahora critica, es decir, es uno de los que ha participado del sistema y por lo tanto, es responsable indirecto de la situación actual. Al menos, para eso ha cobrado y cobra de nuestro dinero desde hace muchos años. Sin embargo, un sistema que permite que algunos políticos se rían de los ciudadanos, no merece el más mínimo de los reproches ya que según sus palabras «no se puede descalificar», y «no se puede decir que el Gobierno propicia la presencia de ETA en las elecciones». «No se puede», ¿que querrá decir con esto? Espero que no me sometan a jurisdicción militar como con los controladores aéreos si oso criticarles.

El juez tampoco entiende cómo es posible que se siga votando a políticos implicados en casos de corrupción «Es difícil de comprender que la gente les vote. ¿Cómo es posible que se vote a alguien que no está cumpliendo?», (—las negritas son del propio diario Público—). Parece evidente que se refiere a los implicados en el caso Gürtel en la Comunidad Valenciana, ya que en Andalucía la cosa no está tan clara y el partido hasta ahora en el poder desde la transición en esta comunidad autónoma tiene los días contados según las encuestas. Bien, algo de todo esto debe saber también, ya que él mismo está implicado en tres casos de presunta prevaricación y actualmente está suspendido en sus funciones. Pero resulta chocante que no conozca la explicación más clara a ese fenómeno en la Comunidad Valenciana: que la alternativa les parezca peor a los ciudadanos. Seguramente porque no es capaz de imaginarse que una mayoría de ciudadanos no quieran saber nada de su antiguo partido. Por supuesto, un sistema político que no ofrece alternativas a los ciudadanos, tampoco es mencionado como parte del problema.

Federico Mayor Zaragoza, que ya conocimos de lo que era capaz en este blog hace ya un tiempo, continua hablando de democracia e instando a los ciudadanos a que la consigamos. Según el «Nos quitaron la justicia social, la solidaridad... Y nos lo intercambiaron por los mercados. Ahora estamos de espectadores, pero podemos ser ciudadanos» (—las negritas, del diario Público—). Este señor, pagado por el gobierno para el proyecto de la Alianza de Civilizaciones (además de defender en los medios al polémico y presuntamente inconstitucional Estatut de Catalunya) se convierte en un ciudadano más y afirma que «nos han quitado la justicia social», tras apoyar a un gobierno que ha estado ocho años en el poder y ha mentido sobre la existencia de una crisis. No habla de ninguna otra justicia (¿será porque «no se puede»?), ni de la igualdad de oportunidades ni de los privilegios de los políticos que le contratan.

En definitiva, don Baltasar Garzón, el juez que habla de democracia y corrupción, aprovecha sus contactos en medios de comunicación que no esconden su orientación política para presentar rodeado de personajes sectarios un libro de temática similar, bastante demagógico y de carga patética, que muchos ciudadanos comprarán contribuyendo todavía más a aumentar una nómina pagada con su mismo dinero, gracias a ocupar puestos públicos destinados a corregir lo que el mismo critica en su libro, mientras escritores noveles de gran calidad permanecen a la sombra por no tener padrinos poderosos. De juzgado de guardia.