La historia a continuación se desarrolla en un escenario regido por las reglas del sistema político español, las cuales son aproximadamente las siguientes:
Cuenta la historia como llevaron sus ciudadanos más de 30 años así y llegaron a un situación en la que los dos partidos más nefastos e incompetentes en sus respectivas labores de gobierno y oposición, obtuvieron la mayor representación en el parlamento, debido a la absurda e incogruente necesidad en una democracia de tener que votar a un partido con el único objetivo de que no gane el otro. En esta tesitura los ciudadanos observaban atónitos la incapacidad de los "representantes" para adoptar medidas que minimizaran los cinco millones de parados a los que se habían llegado. En vista de esto, un ciudadano en paro propuso a sus compañeros la idea de crear un partido que se preocupara de mejorar la situación de su país para que pudieran encontrar trabajo.
Así pues, los ciudadanos en paro, convencidos y entusiasmados se presentaron a las elecciones con la mejor intención del mundo, dispuestos a mejorar las cosas para que ellos, y cualquiero otro que estuviera en su situación, no tuviera tantos problemas para encontrar trabajo. Pero el resto de ciudadanos con trabajo, preocupados de que ganara "el otro", anclados en 30 años de ideologías caducas y antiguos enfrentamientos, y muchos otros interesados en los negocios con el poder que esos dos partidos les ofrecían, hacían que los esfuerzos de los ciudadanos en paro y su Partido de los Parados fuera inútil, ya que continuaban votanto en número suficiente, por mal que lo hicieran y por inútiles que fueran, a sus dos partidos de toda la vida, incapaces de pensar en los demás, de ver más allá, prolongando la ruina de su país. Los parados votaron al partido y llegaron a su parlamento, pero apenas pudieron hacer nada ya que los grandes pocas veces pactaban con ellos: no les interesaban los problemas de sus votantes, gente sin trabajo y sin futuro, ellos gobernaban para los demás.
Los ciudadanos en paro, fracasados, exhaustos desesperados, optaron por salir a la calle a reivindicar una solución a sus problemas, una salida a su situación, un momento de escucha, un pequeño parentesis para cambiar esas reglas del juego y así poder aportar sus soluciones. Sólo querían que los dos grandes no gastaran su dinero o sus ayudas en los negocios con sus amigos y lo invirtieran mejor. Sólo querian que además de los amigos de los grandes, el resto pudieran tener la misma oportunidad y así ofrecerles trabajo, o tener ellos su propia empresa. Solo querían democracia.
Pero los ciudadanos con trabajo, preocupados de que sus partidos pudieran verse afectados en las elecciones, hicieron caso omiso de sus quejas. Además, les llamaron perroflautas y comunistas, se rieron de ellos y de sus propuestas.
Y continuaron votando a su dos partidos.
Enlaces:
- Los partidos son la máxima, única e indispensable supuesta representación de la democracia.
- El ciudadano vota a un partido, pero el reparto de escaños se realiza como si votara a candidatos, aunque estos los ponga el partido y estén bajo su disciplina.
- El voto de los ciudadanos no vale igual, ya que se votan a candidatos que han de tener un mínimo de votos distinto para obtener representación, según la provincia a la que pertenezca.
- Estas circunstancias provocan que el ciudadano no puede votar ni al candidato, ya que lo pone el partido, ni a su partido de preferencia si no es mayoritario, ya que únicamente estos obtienen representación.
Cuenta la historia como llevaron sus ciudadanos más de 30 años así y llegaron a un situación en la que los dos partidos más nefastos e incompetentes en sus respectivas labores de gobierno y oposición, obtuvieron la mayor representación en el parlamento, debido a la absurda e incogruente necesidad en una democracia de tener que votar a un partido con el único objetivo de que no gane el otro. En esta tesitura los ciudadanos observaban atónitos la incapacidad de los "representantes" para adoptar medidas que minimizaran los cinco millones de parados a los que se habían llegado. En vista de esto, un ciudadano en paro propuso a sus compañeros la idea de crear un partido que se preocupara de mejorar la situación de su país para que pudieran encontrar trabajo.
Así pues, los ciudadanos en paro, convencidos y entusiasmados se presentaron a las elecciones con la mejor intención del mundo, dispuestos a mejorar las cosas para que ellos, y cualquiero otro que estuviera en su situación, no tuviera tantos problemas para encontrar trabajo. Pero el resto de ciudadanos con trabajo, preocupados de que ganara "el otro", anclados en 30 años de ideologías caducas y antiguos enfrentamientos, y muchos otros interesados en los negocios con el poder que esos dos partidos les ofrecían, hacían que los esfuerzos de los ciudadanos en paro y su Partido de los Parados fuera inútil, ya que continuaban votanto en número suficiente, por mal que lo hicieran y por inútiles que fueran, a sus dos partidos de toda la vida, incapaces de pensar en los demás, de ver más allá, prolongando la ruina de su país. Los parados votaron al partido y llegaron a su parlamento, pero apenas pudieron hacer nada ya que los grandes pocas veces pactaban con ellos: no les interesaban los problemas de sus votantes, gente sin trabajo y sin futuro, ellos gobernaban para los demás.
Los ciudadanos en paro, fracasados, exhaustos desesperados, optaron por salir a la calle a reivindicar una solución a sus problemas, una salida a su situación, un momento de escucha, un pequeño parentesis para cambiar esas reglas del juego y así poder aportar sus soluciones. Sólo querían que los dos grandes no gastaran su dinero o sus ayudas en los negocios con sus amigos y lo invirtieran mejor. Sólo querian que además de los amigos de los grandes, el resto pudieran tener la misma oportunidad y así ofrecerles trabajo, o tener ellos su propia empresa. Solo querían democracia.
Pero los ciudadanos con trabajo, preocupados de que sus partidos pudieran verse afectados en las elecciones, hicieron caso omiso de sus quejas. Además, les llamaron perroflautas y comunistas, se rieron de ellos y de sus propuestas.
Y continuaron votando a su dos partidos.
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