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sábado, 29 de octubre de 2005

La falacia predictiva

Le llamo falacia predictiva a la estrategia consistente en lo siguiente. Supongamos dos oponentes, A y B:
En primer lugar, se ha de suponer como va a reaccionar un supuesto oponente B, ante una determinada acción del oponente A, que va a hacer, la ha hecho o estaba pensándosela, y solo es conocida por el. O en su defecto, averiguar que mejores o únicas opciones de salida serian viables para B, para poder contraatacar o defenderse de la acción del oponente A, una vez sea conocida o sospechada por aquel.

Una vez determinado esto, A acusa anticipadamente a B de intentar hacer esto mismo, dejándolo prácticamente sin defensa, al no poder utilizar las opciones que tiene, ya que se le acusa de ellas mismas.

En caso de que la acción evasiva o defensiva de B no sea constitutiva de crítica y, por lo tanto, de valor para ser utilizada como acusación por parte de A, se puede optar por una solución más efectiva y demoledora aún, que es relacionar esta acción con otra, que aún sin estarlo realmente, lo parecen, ya que al saber cómo va a reaccionar el oponente B, da validez a la acusación del oponente A. Esto incluye la posibilidad de imputar al oponente B, ¡de lo que el propio oponente A va a hacer o ha cometido ya!
De esta forma, y ejecutada con habilidad, se puede acusar o imputar a cualquiera que se conozca su situación y como puede reaccionar, de cualquier cosa y además, sin apenas defensa posible.
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viernes, 21 de octubre de 2005

Principio de la comunicación y el papel de los medios

¿Qué es la comunicación? ¿hacen los medios supuestamente destinados a establecerla, honor a su nombre? Ya que es un concepto del que se hablará bastante en esta bitácora, es recomendable que veamos con algo más de detalle, en qué consiste. Aunque se va a seguir la interpretación más clasica de este concepto, esta es suficiente para extraer conclusiones interesantes, como se verá.

Definición

La comunicación la forman dos «entes» que intervienen no necesariamente de forma voluntaria (pueden ser una o varias personas, animales u objetos, por ejemplo, dos o más ordenadores, y en el caso de ser personas, pueden ser receptores sin ser conscientes de que lo son -subliminal-), uno es el emisor, que con un determinado código, desea enviar un mensaje a un receptor, empleando para ello un determinado canal de comunicación (de forma oral, postal, electrónica, escrita, etc.), y todo ello dentro de un determinado contexto formado a su vez por todos los elementos anteriores, incluidos emisor y receptor.

A todo esto se le añaden otros elementos, como el ruido, que lo forma todo aquello que dificulta la comunicación, es decir, que complica la llegada y la lectura al receptor, del mensaje que envia el emisor. Para evitar esto se usan las redundancias, que son duplicidades de la información, para minimizar el efecto del ruido.

Las comunicaciones que nos ocuparan serán normalmente de tipo unidireccional o unilateral, o sea, que el emisor emite el mensaje esperando que el receptor lo recoja y lo entienda. La comunicación solo será efectiva cuando se cumpla esto último. La comunicación será bidireccional o bilateral, cuando el receptor devuelva al emisor algun tipo de respuesta.

Ahora bien, dependiendo del motivo de la comunicación o del contenido del mensaje, este producirá un efecto en el receptor (función apelativa o conativa). Es perfectamente posible que el motivo del emisor sea precisa y únicamente causar un efecto en el receptor y para ello utilizará un determinado mensaje, con un determinado código y en un determinado contexto, todo perfectamente estudiado. Y si además el emisor puede comprobar el efecto causado en el receptor, verificará la adecuación del mensaje o en caso contrario, podrá modificar el mismo para lograr el objetivo o efecto en el receptor (realimentación, por ejemplo, las encuestas). Pongamos un ejemplo imaginario:

Ejemplo

Tenemos un partido politico que desea causar un determinado efecto en el electorado (que le voten). Para ello utlizará mitines, ruedas de prensa y declaraciones en los medios de comunicación. El Emisor será el partido político, el mensaje será su programa electoral, el código todo el conjunto de expresiones, lenguas y gestos utilizados, el contexto el conjunto de la sociedad y su problemática, el receptor el electorado o el público en general y el canal los medios de comunicación.

Ahora bien, supongamos que el partido político controla al medio de comunicación más importante. En este caso, podría adecuar además de su mensaje y código utilizado, también el canal y el contexto (los medios de comunicación puede crear un ambiente determinado, modificando el contexto de esta forma, destacando un determinado tipo de noticias y ocultando otras) para acomodarlos a sus propios intereses.

Es decir, se puede llegar a lo siguiente: que la búsqueda de que el mensaje (programa electoral) sea del agrado del receptor deje de tener importancia (es decir, el satisfacer las necesidades de los ciudadanos, en la forma requerida por ellos), ya que se puede modificar al contexto, en el que se incluye el ciudadano (receptor), para que le guste el mensaje que se quiere inculcar, a conveniencia del grupo político y mediatico. De la misma forma, sería factible manipular el contexto para impedir que partidos políticos competidores transmitan su mensaje al público en condiciones adecuadas (introducción de ruido).

Conclusión

De esta forma, el objetivo deja de ser, si es que alguna vez lo fue, el satisfacer las necesidades políticas de representación de los ciudadanos, para pasar a ser el encontrar las formas de modificar el contexto y al público en consecuencia, para que sea receptivo, a la vez que se determina qué tipos de ruido son más efectivos para entorpecer a los mensajes competidores.

Esto es solo imaginario...¿no?

Fuentes

miércoles, 19 de octubre de 2005

¡Atención! Cambios en los enlaces del El País.

Cuidado por que acabo de advertir que el contenido del enlace de El País de la noticia analizada en la publicación anterior ha sido modificado sensiblemente sin conocer que ha ocurrido con el artículo anterior. Solo es parecido en su 2ª mitad, así que lo digo por si se encuentra alguna diferencia entre las citas textuales y el texto enlazado. A continuación están los artículos escaneados:

Articulo original usado en el análisis:



Articulo posterior que lo sustituye:


Las falacias de Zapatero

En relación a las declaraciones en el senado del actual presidente del gobierno de todos los españoles.

El presidente del Gobierno de España, en una de sus intervenciones en el Congreso de los Diputados

Zapatero ha subrayado que hay que reconocer la existencia de sentimientos identitarios diversos entre los españoles, y ha dicho que la grandeza de la convivencia es saber integrarlos y respetar los sentimientos profundos de una Comunidad por su historia, su cultura o su lengua. «Eso cabe en la Constitución», ha dicho Zapatero, quien ha añadido que es posible una denominación de Cataluña respetuosa con su «fuerte identidad» y con el artículo 2 de la Constitución, «tanto en su letra como en su espíritu».

Efectivamente, no solo cabe en la constitución, sino que ya están recogidos todos estos preceptos. De cualquier forma, la constitución debe garantizar la libre expresión y auto-identificación de los ciudadanos y al mismo tiempo, garantizar igualmente que este derecho de unos no afecte a los del resto de los ciudadanos. Esto implica necesariamente la creación de una norma común y consensuada, así como las posteriores modificaciones que se apliquen a la misma, esta es, la Constitución Española de 1978(1).

Habría que añadir que un sentimiento de «fuerte identidad» no es condición suficiente para que al resto les parezca igual. Por ejemplo, por más que yo me identifique fuertemente con Napoleón Bonaparte, es complicado que los demás me vean como el (¡quien sabe!) y lo que es inaceptable es que pretenda imponer a los demás no solo como me tienen que ver, sino que además, como se tienen que ver a si mismos.

Continuando con esto, y en mi opinión, también existen otras comunidades con un fuerte sentimiento de autoidentificación, histórica, cultural, literaria, idiomática, geográfica, económica, etc. reconocida y palpable (a pesar de todo) como la Comunidad Valenciana, y que no necesitan obligar a los demás a verlos de una determinada forma y en donde conviven desde hace siglos varias culturas en relativa armonía (a veces lógicamente alterada).

Para Zapatero, hay que rechazar «la verdad incuestionable de una posición» y hay que «transigir con la verdad» y llegar a un acuerdo de convivencia entre las diversas identidades. El presidente del Gobierno se ha mostrado convencido de que el entendimiento se va a abrir paso porque los españoles confían en sí mismos, saben cómo hacer las reformas y «cómo olvidar a aquellos que a cada reforma anuncian una catástrofe».

Nos dice claramente que debemos aceptar, «transigir» con lo que nos digan los políticos catalanes, sea lo que sea lo que nos pretendan imponer. Luego emplea la falsa adulación apelando a nuestro orgullo y relacionado nuestra magnificencia con la de aceptar sin rechistar los que nos dicen (esta situación aparece mucho en las películas, cuando el malo le dice al bueno «se inteligente y acepta mis condiciones»).

La última afirmación es una afirmación gratuita, ya que independientemente de si entra o no en la labor de la oposición el criticar las acciones del gobierno, en ningún momento niega que sea alguna catástrofe esta reforma o da argumentos para que no lo pensemos, simplemente viene a decir que no nos asustemos, que confiemos en el, sin más.

ha recordado la actitud del PP ante la ley que permite el matrimonio entre homosexuales y ha lamentado que ese partido se haya caracterizado por el «inmovilismo y el conservadurismo» y no haya sabido ver nunca las reformas que España «sabe y puede hacer, como va a hacer ahora -ha asegurado- con el Estatut de Cataluña».

Más de lo mismo. Y ahora lo relaciona con otra discusión sin entrar una vez más, en si estaban justificadas o no aquellas o estas protestas o sin justificar sus propias decisiones. Se confunde la parte con el todo y se generaliza de forma grosera: cómo tu protestaste entonces y ahora también, pues protestas siempre, sin atender a los motivos de la protesta, en realidad, despreciandolos.

El jefe del Gobierno ha lamentado que el hecho de que no descalifique ni insulte, e intente un debate «razonado y razonable» haya sido interpretado momentos antes por García Escudero como «divagar» sobre el Estatut.

Seguimos igual. El Presidente fabrica el mismo los motivos de García Escudero para la crítica hacia sus palabras, y considera que además de la descalificación y el insulto no hay más discurso posible que el suyo. En ningún momento refuta las palabras de G. Escudero, simplemente las rechaza.

Zapatero: «Mi posición es la que permitirá históricamente las mejores fórmulas de convivencia»

Lo que si se puede afirmar de que es histórico en un país democrático, es lo relacionado con la propuesta de estatuto de Cataluña, tanto por su contenido como por su forma de tramitación. Sigue sin decirnos cómo va a lograr lo que pretende y sobre todo, afirma algo que no se puede saber hasta que pase el suficiente tiempo. La afirmación visionaria de lo que yo haré pasará a la historia es propio de determinados personajes que al final acabaron pasando a la historia pero no de la forma que creían, sino por las fatales consecuencias de lo que hicieron o dejaron hacer.

En democracia, le advirtió, la verdad de cada uno no puede ser el punto de llegada, sino sólo el de partida, que debe conducir a un acuerdo «sobre el sentimiento de identidad y sobre las fórmulas de convivencia que en democracia tenemos que garantizar para todos».

Otra variante de un punto anterior. Según Zapatero, cada entidad puede tener la verdad que sea, es decir, cualquiera, sin restricciones. Y que necesariamente el resto ha de sacrificar parte de la suya sin discutir cuál es mejor o si alguna de las posiciones está equivocada o resulta incompatible con la otra, lo que forzaría a descartar una de ellas. Es decir, si se quiere un punto de partida, este también ha de ser acordado, no es simplemente que cualquiera puede adoptar la postura de salida que sea. Ese punto de partida existe y se llama Constitución Española de 1978(2).

Hacerlo, ha dicho, es cuestión de «voluntad» y de «tener visión histórica» porque, según ha alegado, «no estamos en un terreno de la verdad científica».

Otra vez la Historia. Además, mete el dedo en la llaga al mostrar que la ciencia está reñida con el comportamiento humano. Alguien tendrá que recordarle lo que son las Ciencias Sociales. Si yo tengo un fuerte sentimiento de identidad con La Federación de Planetas Galáctico-Valencianos, y tengo que obligar a los demás a que se amolden en cierta medida a esto, me imagino que alguna persona tendrá algún argumento sólido para hacerme cambiar de opinión. Precisamente porqué no estamos en el terreno de la «verdad científica» (una contradicción, ya que la ciencia no pretende ser el «garante» de la verdad», sino tan solo avanzar en el conocimiento descartando continuamente cosas que «eran» verdad y dejaron de serlo) las decisiones han de ser acordadas por todas las partes.

Puede parecer exagerado, pero no mucho más que la de alguien que pretende decirme que cualquier postura de cualquier «entidad» es igual de sostenible. Parece que es más acertado el decir que cualquier postura tiene derecho a ser defendida por alguien, pero sin que exista o sin que debiera existir la obligación a ser admitida ni en todo ni en parte por el resto, si no merece serlo. En definitiva, sale a relucir de que se trata únicamente de una cuestión «de fuerza», sin pretender el dialogo, ni el debate, ni el acuerdo.

¿Cuál es la realidad? Pues parece que nuestro presidente pretende de que le sigamos a ciegas, de que confiemos en el sin necesidad de que nos justifique sus acciones, que nos profetiza los efectos de sus (fórmulas «mágicas») acciones o mandatos, que su palabra es la única verdad...

¡¡¡que alguien me diga que estoy equivocado, por favor!!!

Fuentes:
Artículo en «El País»
Artículo en «El Mundo»

Actualización 26/02/2010
(1) En aquel momento mi idea de la Constitución de 1978 era mucho más positiva que la de ahora, no obstante la idea se mantiene: la ley vigente es la que es, sea buena o mala, y cumple la función que comenta.
(2) ídem: La constitución de 1978 es o fue, un punto de partida. No se pretendía ni ahora ni en aquel entonces defender la bondad de dicha constitución, sino que si hay que cambiarla, es decir, si se necesita otro punto de partida, deberá serlo acordado por la sociedad civil y no como consecuencia de un acuerdo político entre partidos nacionales y autonómicos.

martes, 18 de octubre de 2005

La falacia vacía

En ocasiones se observa en los medios de comunicación y en otros ámbitos de la vida cotidiana, algo que se le podría llamar falacia vacía. ¿De qué se está hablando? Pues de aquellos casos en los que el mensaje consiste en una serie de retóricas, escritas o dichas con un estilo prepotente y aparentemente culto, pero que si son sometidas a una lectura serena y analítica, se observa que el mensaje en cuestión no es más que un conjunto de palabras escogidas por su carga demagógica o por su aporte a la confusión del receptor del mensaje (lector, oyente, etc.), ya que al no encontrar motivos para oponerse le crea la falsa sensación de que debe estar de acuerdo, sin advertir de que en realidad la información contenida en el mensaje no está realmente relacionada con la materia de la que se trata.

¿Por qué se le puede llamar falacia? En mi opinión, se le debe llamar así por la confusión generada, ya que la ausencia de información relevante o relacionada con una determinada problemática o materia en discusión (de ahí que le llamemos vacía) impide el rechazo claro, y que el lenguaje escogido induce al público receptor a creer una serie de ideas que corresponden con una voluntad oculta del autor o emisor del mensaje.

Se espera poder proporcionar algún ejemplo más adelante.

martes, 11 de octubre de 2005

La falacia bifacética

Conviene tener en cuenta que detrás de una falacia se esconde una motivación para usarla. Según la definición que se estableció, la falacia se usa cuando se busca convencer al público de algo para lo cual no se encuentran argumentos reales o válidos.

Es decir, no se pretende mostrar o explicar una situación real, sino que se busca manipular al público para que esa situación que desea (el manipulador) se haga efectiva, se materialice, se haga realidad.

Así que se debe en primer lugar detectar esa falacia, y a continuación, intuir que se pretende con ella, que se oculta, o a que huerto se nos quiere llevar.

lunes, 10 de octubre de 2005

La falacia «Mayor» Zaragoza

Entrevista a Federico Mayor Zaragoza por Europa Press. Véase que dice el antiguo presidente de la UNESCO:

Federico Mayor Zaragoza, antiguo presidente de la UNESCO y defensor, por encargo del presidente del Gobierno Español don Jose Luis Rodriguez Zaparero, de la llamada «Alianza de Civilizaciones»

«En cuanto sale una cosa ya está todo el mundo criticando, y después resulta que (el Estatuto catalán) se aprueba en el Parlamento catalán por el 88% de los votos»

Relación artificiosa de dos conceptos. El hecho de que algo sea aprobado por los votos que sean, no significa que no sea criticable, entre otras cosas, simplemente por libertad de expresión. Es esto entendible si lo que está expresando es su propia opinión, la cuál es al parecer que le gusta el nuevo estatuto y que nadie puede estar en contra de el ni criticarlo. Tampoco menciona el hecho de que este estatuto puede afectar al resto de españoles y lo que podamos opinar sobre el en el Parlamento Español. Por otro lado, parece olvidar un detalle fundamental: algo que hace mucha gente no implica que esté bien ni que sea correcto, lo cuantitativo no implica ni afecta a lo cualitativo.

«No se pueden mantener estas posiciones totalmente estáticas de no querer cambiar nada y de tener siempre los privilegios las mismas personas»

Confieso que esto no sé que significa. No estoy seguro de si es una falacia o que está despistado. ¿A que personas se refiere? ¿políticos? Al parecer no sabe que en las últimas elecciones generales hubo un cambio de gobierno. O quiere decir entonces de que ya es hora de que ahora los privilegios también lo tengan los políticos catalanes, con lo cual se confirma que el verdadero carácter e intencionalidad del estatuto catalán es el de repartir estos privilegios que el menciona (no se menciona lo de la alternancia ni los derechos de los ciudadanos) entre más mandatarios. ¿O se refiere al resto de españoles no catalanes? No creo, ya que por lo que conozco los ciudadanos catalanes, gracias a la Constitución Española, no gozan de ni un solo privilegio menos que el resto de españoles.

«España como se rompería sería si llegara un momento en que hubiera insolidaridad manifiesta entre unas regiones y otras, y cuya unidad estuviera impuesta por la fuerza de los ejércitos, y no la España que tiene unos ciudadanos que en su inmensa mayoría quieren estar juntos y quieren tener relaciones solidarias»

Un absurdo. Lo que se critica del estatuto catalán es precisamente esa insolidaridad que el mismo dice puede poner en peligro la unidad de España. Parece que la insolidaridad que no es «manifiesta» es admisible. Por lo tanto, está admitiendo indirectamente que el estatuto mencionado representa ese peligro y además, que no podemos hacer nada para evitarlo.

calificó de «gran disparate» el decir «que no se toque la Constitución», porque «hay muchas cosas que hay que modificar siempre al cabo de unos años»

De nuevo nos confirma que el nuevo estatuto, de forma unilateral, sin debate, sin acuerdo y sin seguir los cauces adecuados y estipulados para su reforma, supone una modificación de la constitución, y por lo tanto, que es anticonstitucional.

Mayor Zaragoza se declaró partidario de la «evolución», porque «la naturaleza lo que nos ha enseñado es que hay que ir mutando» y «cuando no hay evolución, entonces hay alguien que añade una r» y eso «significa violencia y ruptura»

Amenaza encubierta. Revolución violenta y ruptura es a lo que nos enfrentaremos si no hacemos lo que nos pretender imponer.

A su juicio, «no hay que hacer tantos aspavientos diciendo que España se va a romper si (Cataluña) se llama nación» y recordó que «los Estados Unidos que tanto admiran (los populares)» son 51 Estados «que forman una nación», porque «lo más importante es que todos Estados aceptan que haya un único presidente y que haya un poder federal»

La verdad es que lo de este hombre es fantástico. En esta última frase el mismo se contradice, y reconozco que no sé con que resultado o intención. Lo de los EEUU es exactamente al contrario del problema que se nos presenta aquí, es decir, los EEUU son una nación con estados federales, mientras que lo que dice en la propuesta del nuevo estatuto de Cataluña (imponiendo la definición al resto de españoles) España sería «un estado plurinacional». En cualquier caso, confirma (¡una vez más!) y justifica de forma implícita, que esta propuesta de estatuto implica un cambio en el sistema político actual de España, con la añadidura de que se pretende imponer de forma unilateral.

¿Cuál es la realidad? No se puede hacer otra deducción más de que intenta transmitir su interés por que esta reforma se lleve a cabo pero ... sin que se note mucho.