En primer lugar, se ha de suponer como va a reaccionar un supuesto oponente B, ante una determinada acción del oponente A, que va a hacer, la ha hecho o estaba pensándosela, y solo es conocida por el. O en su defecto, averiguar que mejores o únicas opciones de salida serian viables para B, para poder contraatacar o defenderse de la acción del oponente A, una vez sea conocida o sospechada por aquel.
Una vez determinado esto, A acusa anticipadamente a B de intentar hacer esto mismo, dejándolo prácticamente sin defensa, al no poder utilizar las opciones que tiene, ya que se le acusa de ellas mismas.
En caso de que la acción evasiva o defensiva de B no sea constitutiva de crítica y, por lo tanto, de valor para ser utilizada como acusación por parte de A, se puede optar por una solución más efectiva y demoledora aún, que es relacionar esta acción con otra, que aún sin estarlo realmente, lo parecen, ya que al saber cómo va a reaccionar el oponente B, da validez a la acusación del oponente A. Esto incluye la posibilidad de imputar al oponente B, ¡de lo que el propio oponente A va a hacer o ha cometido ya!
Entrada destacada
Cambios en el blog
Durante estos días el blog está en proceso de migración a otra dirección, que es esta: informacionyrealidad.blogspot.com El pro...
sábado, 29 de octubre de 2005
viernes, 21 de octubre de 2005
Principio de la comunicación y el papel de los medios
Definición
Ejemplo
Conclusión
Esto es solo imaginario...¿no?
Fuentes
miércoles, 19 de octubre de 2005
¡Atención! Cambios en los enlaces del El País.
Articulo original usado en el análisis:
Articulo posterior que lo sustituye:
Las falacias de Zapatero
Zapatero ha subrayado que hay que reconocer la existencia de sentimientos identitarios diversos entre los españoles, y ha dicho que la grandeza de la convivencia es saber integrarlos y respetar los sentimientos profundos de una Comunidad por su historia, su cultura o su lengua. «Eso cabe en la Constitución», ha dicho Zapatero, quien ha añadido que es posible una denominación de Cataluña respetuosa con su «fuerte identidad» y con el artículo 2 de la Constitución, «tanto en su letra como en su espíritu».
Habría que añadir que un sentimiento de «fuerte identidad» no es condición suficiente para que al resto les parezca igual. Por ejemplo, por más que yo me identifique fuertemente con Napoleón Bonaparte, es complicado que los demás me vean como el (¡quien sabe!) y lo que es inaceptable es que pretenda imponer a los demás no solo como me tienen que ver, sino que además, como se tienen que ver a si mismos.
Continuando con esto, y en mi opinión, también existen otras comunidades con un fuerte sentimiento de autoidentificación, histórica, cultural, literaria, idiomática, geográfica, económica, etc. reconocida y palpable (a pesar de todo) como la Comunidad Valenciana, y que no necesitan obligar a los demás a verlos de una determinada forma y en donde conviven desde hace siglos varias culturas en relativa armonía (a veces lógicamente alterada).
Para Zapatero, hay que rechazar «la verdad incuestionable de una posición» y hay que «transigir con la verdad» y llegar a un acuerdo de convivencia entre las diversas identidades. El presidente del Gobierno se ha mostrado convencido de que el entendimiento se va a abrir paso porque los españoles confían en sí mismos, saben cómo hacer las reformas y «cómo olvidar a aquellos que a cada reforma anuncian una catástrofe».
La última afirmación es una afirmación gratuita, ya que independientemente de si entra o no en la labor de la oposición el criticar las acciones del gobierno, en ningún momento niega que sea alguna catástrofe esta reforma o da argumentos para que no lo pensemos, simplemente viene a decir que no nos asustemos, que confiemos en el, sin más.
ha recordado la actitud del PP ante la ley que permite el matrimonio entre homosexuales y ha lamentado que ese partido se haya caracterizado por el «inmovilismo y el conservadurismo» y no haya sabido ver nunca las reformas que España «sabe y puede hacer, como va a hacer ahora -ha asegurado- con el Estatut de Cataluña».
El jefe del Gobierno ha lamentado que el hecho de que no descalifique ni insulte, e intente un debate «razonado y razonable» haya sido interpretado momentos antes por García Escudero como «divagar» sobre el Estatut.
Zapatero: «Mi posición es la que permitirá históricamente las mejores fórmulas de convivencia»
En democracia, le advirtió, la verdad de cada uno no puede ser el punto de llegada, sino sólo el de partida, que debe conducir a un acuerdo «sobre el sentimiento de identidad y sobre las fórmulas de convivencia que en democracia tenemos que garantizar para todos».
Hacerlo, ha dicho, es cuestión de «voluntad» y de «tener visión histórica» porque, según ha alegado, «no estamos en un terreno de la verdad científica».
Puede parecer exagerado, pero no mucho más que la de alguien que pretende decirme que cualquier postura de cualquier «entidad» es igual de sostenible. Parece que es más acertado el decir que cualquier postura tiene derecho a ser defendida por alguien, pero sin que exista o sin que debiera existir la obligación a ser admitida ni en todo ni en parte por el resto, si no merece serlo. En definitiva, sale a relucir de que se trata únicamente de una cuestión «de fuerza», sin pretender el dialogo, ni el debate, ni el acuerdo.
¿Cuál es la realidad? Pues parece que nuestro presidente pretende de que le sigamos a ciegas, de que confiemos en el sin necesidad de que nos justifique sus acciones, que nos profetiza los efectos de sus (fórmulas «mágicas») acciones o mandatos, que su palabra es la única verdad...
¡¡¡que alguien me diga que estoy equivocado, por favor!!!
Fuentes:
Artículo en «El País»
Artículo en «El Mundo»
Actualización 26/02/2010
(1) En aquel momento mi idea de la Constitución de 1978 era mucho más positiva que la de ahora, no obstante la idea se mantiene: la ley vigente es la que es, sea buena o mala, y cumple la función que comenta.
(2) ídem: La constitución de 1978 es o fue, un punto de partida. No se pretendía ni ahora ni en aquel entonces defender la bondad de dicha constitución, sino que si hay que cambiarla, es decir, si se necesita otro punto de partida, deberá serlo acordado por la sociedad civil y no como consecuencia de un acuerdo político entre partidos nacionales y autonómicos.
martes, 18 de octubre de 2005
La falacia vacía
¿Por qué se le puede llamar falacia? En mi opinión, se le debe llamar así por la confusión generada, ya que la ausencia de información relevante o relacionada con una determinada problemática o materia en discusión (de ahí que le llamemos vacía) impide el rechazo claro, y que el lenguaje escogido induce al público receptor a creer una serie de ideas que corresponden con una voluntad oculta del autor o emisor del mensaje.
Se espera poder proporcionar algún ejemplo más adelante.
martes, 11 de octubre de 2005
La falacia bifacética
Es decir, no se pretende mostrar o explicar una situación real, sino que se busca manipular al público para que esa situación que desea (el manipulador) se haga efectiva, se materialice, se haga realidad.
Así que se debe en primer lugar detectar esa falacia, y a continuación, intuir que se pretende con ella, que se oculta, o a que huerto se nos quiere llevar.
lunes, 10 de octubre de 2005
La falacia «Mayor» Zaragoza
«En cuanto sale una cosa ya está todo el mundo criticando, y después resulta que (el Estatuto catalán) se aprueba en el Parlamento catalán por el 88% de los votos»
«No se pueden mantener estas posiciones totalmente estáticas de no querer cambiar nada y de tener siempre los privilegios las mismas personas»
«España como se rompería sería si llegara un momento en que hubiera insolidaridad manifiesta entre unas regiones y otras, y cuya unidad estuviera impuesta por la fuerza de los ejércitos, y no la España que tiene unos ciudadanos que en su inmensa mayoría quieren estar juntos y quieren tener relaciones solidarias»
calificó de «gran disparate» el decir «que no se toque la Constitución», porque «hay muchas cosas que hay que modificar siempre al cabo de unos años»
Mayor Zaragoza se declaró partidario de la «evolución», porque «la naturaleza lo que nos ha enseñado es que hay que ir mutando» y «cuando no hay evolución, entonces hay alguien que añade una r» y eso «significa violencia y ruptura»
A su juicio, «no hay que hacer tantos aspavientos diciendo que España se va a romper si (Cataluña) se llama nación» y recordó que «los Estados Unidos que tanto admiran (los populares)» son 51 Estados «que forman una nación», porque «lo más importante es que todos Estados aceptan que haya un único presidente y que haya un poder federal»
¿Cuál es la realidad? No se puede hacer otra deducción más de que intenta transmitir su interés por que esta reforma se lleve a cabo pero ... sin que se note mucho.